Entre las múltiples actividades que realizamos para celebrar tan fecha, presentamos la biografía de una mujer compositora de música, víctima de su época y que tras triunfar por toda Europa dando conciertos con su hermano, tocando el clavicordio, el violín y entonando preciosas melodías, en su adolescencia, obligada por su padre y las normas socilaes, tuvo que abandonar su vida de música y dedicarse a su nueva labor de esposa y madre, casándose con un hombre al que ni conocía, ni por supuesto amaba, haciéndose cargo de los cinco hijos que aportó su marido al matrimonio y teniendo otros tres más, perdiendo al primero, ya que su propio padre decidió criarlo para educarlo en la música, como había hecho con sus propios hijos y sacar rendimiento de nuevo en sus posibles conciertos y exhibiciones. No le salió igual de bien, pero hasta que él falleció, su nieto no pudo regresar con su madre.

   Una vida dura, obligada y sumisa por las normas y la época, donde la renuncia imperó al amor por la música.

   No nos quedó constancia de sus publicaciones ni composiciones, se sospecha que alguna de las obras de su hermano y un cuaderno de ejercicios publicada por su padre, eran obra suya, pero de nuevo, la mujer no tenía derecho a firmar sus propias obras o composiciones.

   Vivió toda su vida durante el siglo XVIII en Salzburgo, Astria, donde nació y falleció con 78 años, no así como su hermano que siguió con la música y la mala vida, repleta de excesos, lo que lo llevó a su muerte a los 35 años.

   Aún así, vivió deprisa y compuso obras divinas, considerado hoy en día como uno de los genios de la música.

   Por supuesto, hablamos de Wolfgang Amadeus Mozart y su hermana, nuestra proptagonista de este año es María Anna Mozart, Nannerl para los amigos y desconocida para casi todos, menos para los niños del Galera.